martes, 11 de noviembre de 2008

Amor Eterno

Dicen las leyendas de mi familia que Antonia (mi abuela) fue una persona pivotal en la historia de la misma, sin sus acciones, ninguno de los que formamos parte de esta hubiésemos llegado hasta donde lo hemos hecho. Todo el que menciona su nombre lo hace con reverencia y admiración. Fue una mujer independiente y decidida, algo muy poco común o permitido en su época. Dicen que era caritativa como pocas religiones, pero con una mano dura y firme que infundía temor y respeto en el más corpulento de los hombres.

De mi abuelo, por el otro lado, se dice muy poco. Sólo que era medio sordo y apoyador (por lo menos de mi madre).

Yo, de la historia de mis abuelos sé muy poco. Mi abuela murió a los pocos meses de yo haber nacido, y mi abuelo le siguió el ejemplo poco después. Su relación no era normal para su época, pues mis abuelos eran divorciados. No estoy segura, pero creo que ninguno de los dos volvió a casarse. “Incompatibilidad de caracteres” hubiésemos dicho en estos tiempos modernos. Dos personas siempre haciendo pulso todo el tiempo, y al parecer mi abuela siempre se salía con la suya… –quizás algo vergonzoso para un hombre de la época –.

Por lo que entiendo, no eran personas muy expresivas, en esos tiempos hablar de sentimientos no era “apropiado”.

Sin embargo, hay una historia que nunca deja de ponerme melancólica.

Antonia murió de un extraño cáncer en los huesos, que la mató más rápido de lo que aquellos que la conocían hubiesen querido. Por lo que sé, de forma dolorosa, así que en cierto sentido fue bueno que fuera rápido - no creo que nadie hubiese soportado mucho ver a Antonia quebrarse- No sé como Antonia dejó este mundo, pero no dudo que haya sido con la frente en alto.

Pocos meses después papito decidió abandonar el mundo. De forma misteriosa, de forma callada, como la historia que me llega de él. Cuentan, que cuando fueron a sacarlo de su casa para prepararlo para su eterno descanso, no tenía muchas posesiones que heredar. Papito murió cambiado con su cartera en el bolsillo trasero del pantalón, como el que se prepara para irse a un paseo. Al levantarlo, la cartera calló al suelo. Pobre papito, ya no iba a necesitar la cartera, no creo que Caronte le fuera a pedir un óbolo para cruzar el Aqueronte. Uno de los dolientes recogió la cartera. Estaba ligera. Al abrirla, no tenía nada de dinero, ningún documento…sólo tenía una foto de Antonia, solemne como siempre, con la mirada profunda, y algo que parecía una sonrisa. Guardada seguramente en la cartera, como el artículo de valor que era. Su única posesión, su secreta fortuna. Quizás papito si se fue de paseo.

1 comentario:

chaleline dijo...

QUE BUENO VER QUE MAS PERSONAS APARTE DE MI, DISFRUTAN LAS PEQUEÑAS COSAS, LOS DETALLES, Y LOS SENTIMIENTOS, VER QUE DETECTAS SEÑALES DE AMOR EN ESE GESTO DE GUARDAR SIGILIOSAMENTE EL RETRATO DE SU ANTES COMPAÑERA, Y SU SIGNIFICADO ME HACEN PENSAR QUE "PARA ALGO SIRVEN ESOS BUENOS PARA NADA" MAL LLAMADOS POETAS, GRACIAS Y SIEMPRE TE LEERE, EN ALGUN MOMENTO, HARE ALGUN APORTE, ATENTAMENTE CHALELINE